Cuando Miguel llegó a casa de sus abuelos no sabía cómo iba sobrevivir las próximas dos semanas de vida aburrida en el campo. Tardó muy poco en buscarse cosas que hacer, pero siempre acaba en algún lío. El tiempo que pasó allí se dio cuenta de que la vida del campo también es interesante. Creo que ni Miguel ni sus vecinos se olvidarán de su visita a Pozoalbero.
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