«Llamadme Jafet. Tengo nueve años y voy a contaros la historia más asombrosa del mundo...». Jafet, el hijo menor de Noé, está destinado a ser escriba. Pero eso tendrá que esperar, pues queda poco tiempo y tiene que viajar con sus hermanos para encontrar una pareja de cada una de las especies de animales del mundo, almacenar alimentos y construir un arca gigantesca, ¡y todo en cuarenta días, antes de la gran inundación!
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Meluye, la hija del poderoso señor del desierto, no quería vestidos lujosos, ni perfumes embriagadores. Ella había aprendido a leer en secreto y sólo deseaba ser libre y vivir sus sueños.
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Lami es una simpática delfina que toca en una orquesta. Ella y su familia son músicos. Mimi, la tortuga que los cuida, es quien los dirige con su batuta que guarda en el caparazón. Lami nos lleva con ella para conocer a sus hermanos, los músicos delfines y comparte con nosotros lo que le enseñan sus padres y el Gran Delfín.
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Cuando Stacey y su padre compran un ataúd para su tienda de antigüedades en Australia, no se imaginan lo que contiene... ¡Un auténtico vampiro! Sin saberlo, lo embarcan rumbo a Australia. Pero, con la ayuda de Stacey y de unas sabrosas ideas, el vampiro descubre que la vida puede ser divertida.
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Con una tripulación dispuesta a amotinarse a cada paso, y a bordo de un destartalado velero, el corsario Macario naufraga en una misteriosa isla. Una vez en ella, todos habrán de agudizar su ingenio para sobrevivir entre los animales prehistóricos que la habitan. Ahora son sólo un manjar ante el que se relamen los dinosaurios.
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Había una vez un elefante tan bueno que era como un ángel protector para todos los animales de la comarca. Pero un día aparecen unos cazadores que pretenden cortarle sus preciosos colmillos de marfil. ¿Lo conseguirán?
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A causa de un tornado que se lleva su casa por los aires, la pequeña Dorotea viaja al mágico reino de Oz, donde las brujas disputan con las hadas y lo más extraño parece posible. Sin embargo, la niña añora a su familia, así que no duda en afrontar multitud de peligros con el fin de regresar junto a ella. En sus emocionantes aventuras, Dorotea contará con la ayuda de tres personajes inolvidables: un espantapájaros en busca de cerebro, un leñador de hojalata que precisa un corazón para poder amar y un león cobarde que desea ser valeroso.
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Cuando al pobre Ernesto le dieron en junio cuatro ''cates''... ¡cuatro!, pensó que el cielo se desplomaba, que se hundía el suelo y la tierra le tragaba. Con ese menuda perspectiva..., menudo verano le aguardaba. Pero no fue así, qué va, no señor. Y entre Marijuli (sabihonda pero muy simpática) y Margarita y los autobuses blandos y... sobre todo Rufina del Bosque, menudo verano se pasó el bueno de Ernesto...
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Nuevamente los intrépidos hermanos Jack y Annie descubren en la casa del árbol un libro que los transporta a un tiempo y lugar remotos. En esta ocasión viajan al antiguo Egipto. Allí siguen a un misterioso gato que les lleva al interior de una pirámide; dentro conocen al fantasma de la reina Hutepi, que vaga por la cámara sepulcral buscando el Libro de los Muertos. Gracias a su ingenio descifran unos jeroglíficos y le ayudan a encontrarlo. De nuevo el gato les guía para salir de allí y pueden volver a su casa.
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El osito lloraba desconsolado porque había perdido su sueño. La jirafa entonces estiró su largo cuello y buscó en el cielo; el caballo viajero recorrió la tierra y la rana se sumergió en el fondo del río... Pero ninguna de las cosas que trajeron, hicieron que el osito dejara de llorar... ¿Con qué sueña un osito rosa? La jirafa le ofreció una bufanda; el caballo, unas herraduras y la rana unas gafas de sol... Pero sin quererlo, cada uno de ellos había estado persiguiendo en realidad sus sueños y no los del osito rosa. Sólo el búho, animal asociado a la sabiduría, se da cuenta del error y le pone remedio. De una manera sencilla y efectiva, Roberto Aliaga nos presenta una historia con la que aprendemos que ser solidarios requiere ponerse en el lugar de los otros y comprenderlos. Hace falta mucho más que buenas intenciones para ayudar a alguien, y el búho, que lo sabe, empieza por preguntarle al osito cuál es su sueño.
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