El autor nos describe una sociedad futura en que los robots, lejos de representar una amenaza para los seres humanos, se convierten en sus fieles servidores y hasta llegan a suplir sus carencias afectivas. Así sucede en Robbie, uno de los relatos más tiernos y logrados del autor. Y un caso semejante pasa con Sally, cuento con que se completa este volumen y en el que unos coches automáticos, correspondiendo a los cuidados que su dueño les prodiga, lo defienden del ataque de unos maleantes.
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