Hace muchos años, un maestro pidió a sus alumnos que fuesen escribiendo cosas que se les ocurrieran durante el verano. Este libro recoge el diario de uno de ellos. El niño describe su pueblo y los pequeños acontecimientos del día a día; habla del trabajo de su padre, caricaturiza a los vecinos engreídos, narra cómo unos forasteros robaron la campana de la iglesia; cuenta su paseo nocturno en compañía de un duende, los juegos y las fantasías, la recogida de la manzana. Y también confiesa, con timidez, el amor que siente por una amiga.

Pasar el verano en el pueblo con su abuela no es un plan muy atractivo para Geny, pero poco a poco irá aceptado el mundo rural. Le pasarán tantas cosas que se quedará con ganas de volver. Además, está convencida de que la abuela esconde un secreto...

En el pueblo de Gervasio se han quedado sin espacio para sus cultivos. ¿Qué se les habrá ocurrido?

En este lugar tan alejado, vive un pequeño niño esquimal que nos va a dejar ver el mundo a través de sus ojos. Y cuál será nuestra sorpresa, cuando descubramos que los esquimales son capaces de distinguir mil blancos distintos, tan diferentes unos de otros, como el amarillo y el azul. Blanco gota, blanco copo, blanco nube...

Cuando Miguel llegó a casa de sus abuelos no sabía cómo iba sobrevivir las próximas dos semanas de vida aburrida en el campo. Tardó muy poco en buscarse cosas que hacer, pero siempre acaba en algún lío. El tiempo que pasó allí se dio cuenta de que la vida del campo también es interesante. Creo que ni Miguel ni sus vecinos se olvidarán de su visita a Pozoalbero.