Había una vez un monstruo azul que no conseguía asustar a nadie, y por ello, andaba siempre muy preocupado meditando en qué fallaba. Pronto lo descubrió: era el AZUL. Un monstruo no puede ser azul. El culpable de su desgracia era Martín, su creador. Así que decidió ir a hablar con él, y esto fue lo que ocurrió...
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