Aquel niño se pasaba las horas subido a un gran árbol. Su madre le gritaba desde la ventana: ¡eres un niño terrible! Y así, un día tras otro, todos los días, de todos los meses del año, hasta que el niño acabó por olvidar su verdadero nombre. Pero un día extraño de mayo, el niño terrible encontró en la copa del árbol un pequeño huevo de pájaro...
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