La llamaron la Guerra de los Cien Años, pero en realidad fueron 116. Muchos años, largos y terribles no sólo para Inglaterra y Francia - los dos contendiente principales - sino para muchos otros países europeos. Y por si fuera poco, un horripilante flagelo natural - la peste - se llevó millones de vidas. Y los supervivientes tuvieron que afrontar la miseria provocada por una gravísima crisis económica. Los sucesos narrados en este capítulo se encuentran, por tanto, entre los más oscuros de la historia; sin embargo, la voluntad de vivir no se detuvo frente a tanta desolación, y el fin de la guerra comportó el inicio de un gran renacimiento.
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