Si la mayor parte de las novelas de Julio Verne se narran a partir de un viaje, ésta no iba a ser menos. Ardan, Barbicane y Nicholl emprenden la huida hacia la Luna en una bala empujada por gas. Van acompañados en su aventura de unos animales. Uno de los perros, Satélite, está herido de muerte por un golpe en la cabeza. Lo lanzaron al espacio cósmico. Con ello tienen posibilidad de hacer un nuevo estudio gravitatorio. Un meteorito altera la trayectoria del cohete y no pueden ya alcanzar la Luna. Cuando están a punto de chocar con una bola de fuego, utilizan sus propios cohetes para amortiguar la caída. Ésta resulta ser en la Tierra y no en la Luna. A bordo del Susquehanna, Maston consigue rescatar a los aventureros.
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