Ficha Libro


Kiwi

Una mañana, muy temprano, el cartero dejó en el buzón de la granja un paquete. ¿Será comida? ¿Será un tocadiscos? ¡Cuidado, puede ser una bomba! ¡Ojo, que va a explotar...! Y se armó la revolución en la granja... Pero no era una bomba, era algo muy distinto; algo que iba a llenar de emoción, suspense y aventura la vida rutinaria de la granja.

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Las piernas del verano

Mabel es la hija menor de una familia numerosa y creativa. Todavía no ha rebasado el umbral de las "dos cifras". En un verano su crecimiento se precipita. Aprende a saltos las cosas esenciales que le acompañarán durante toda su vida. Los vecinos, la familia, el entorno y su propia intuición le van dando las pistas...

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Macaco y Antón

Macaco y Antón trabajan en un tren de mercancías. Son amigos. Pero no son amigos porque trabajen en el mismo tren de mercancías. Son viejos amigos. El jefe de estación siempre habla retorciéndose las puntas de su gran bigote y tocando la campanilla del andén: ¡Tilín-tilón! ¡Y les manda cada trabajo más raro...! Macaco y Antón dicen a todo que sí. ¡Siempre dicen que sí! Hasta que un día...

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Marimar, la sirena gruñona

¿Realmente los personajes buenos de los cuentos son tan perfectos? En esta colección, los lectores descubrirán que nadie se libra de tener sus defectos, ni los príncipes, ni los duendes, ni las sirenas... Pero también que con un poco de voluntad, imaginación y sentido del humor, se pueden superar muchas barreras.

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Ramiro, el príncipe miedoso

¿Realmente los personajes buenos de los cuentos son tan perfectos? En esta colección, los lectores descubrirán que nadie se libra de tener sus defectos, ni los príncipes, ni los duendes, ni las sirenas... Pero también con un poco de voluntad, imaginación y sentido del humor, se pueden superar muchas barreras.

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Simón, el duende caprichoso

¿Realmente los personajes buenos de los cuentos son tan perfectos? En esta colección, los lectores descubrirán que nadie se libra de tener sus defectos, ni los príncipes, ni los duendes, ni las sirenas... Pero también que con un poco de voluntad, imaginación y sentido del humor, se pueden superar muchas barreras.

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Simsalabim

Uno se llamaba Sim. Otro se llamaba Sala. Otro se llamaba Bim. Sim levantaba dos perros San Bernardo con una sola mano. Sala podía correr tan rápido como el viento. Bim jamás se equivocaba en sus cálculos y creaba versos como un poeta. Juntos se transformaron en Simsalabim. Y ya nadie fue capaz de detenerlos.

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