Un rey deseaba ser dueño del mejor de los caballos que existiese en el mundo. Y se dijo que no pararía hasta encontrarlo. Por eso, cuando descubrió en una granja un potro de pelo color ceniza con la crin y cola doradas, supo que ése era su caballo y no le importó pagar cien monedas de plata por él. Sin embargo, en la batalla, el animal no se comportó como el rey esperaba...
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