Julián era un niño ejemplar para sus padres: limpio,ordenado, nunca se enfadaba y obedecía sin rechistar. Pero vivía acosado por los miedos, que le impedían cumplir su mayor deseo: montar en el tren fantasma del parque de atracciones. Hasta que un día no tuvo más remedio que enfrentarse a lo inevitable.
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