"Pasa", me dijo la directora, abriendo la puerta de su despacho. Y al entrar noté un poco más fuerte su perfume. Pero ni yo estaba para pensar en perfumes, ni ella para entretenerse en sus olores. Había algo importante que quería decirme. Lo dijo. El corazón me dio un fuerte golpe y luego nada. Dejé de sentir.
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