En esta adaptación a partir de un cuento tradicional ruso se cuenta que había una vez un lobo vago que sólo comía papas de arroz, por lo que estaba tan delgado que ya no metía miedo a nadie. Entonces decidió cambiar de vida y convertirse en un lobo feroz. Pero las presas que pretendía comer fueron más listas que él: la cabra le mandó abrir mucho la boca y subió a una colina, desde donde bajó corriendo dándole tal cornada que le rompió tres dientes; el burro le dijo que comenzara por el rabo, mientras él comía hierba para estarle más gordo, y de una coz lo mandó encima de un roble; la oveja con la disculpa de revelarle la localización de unas medias con su lana, de un mordisco le rajó la oreja entera; la vaca le ofreció leche de su ubre, aprovechando para sentarse encima de él, dejándolo como una alfombra; el cerdo lo mandó que se subiese a él pues iba a lavar el hocico y las orejas y al llegar al un pueblo le dijo que chillara que le preparasen el baño, por lo que ante su aullido.
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