Rose, Lily y Ned escapan del orfanato durante una noche oscura. Tendrán que esquivar los peligros que asedian las calles tenebrosas de Londres. No les gustaría nada cruzarse con Mack Navaja, el rey de los villanos. Además, aquella noche la ciudad parece desierta, ya que la gente ha visto rondando a Jack Piesalados, un personaje capaz de saltar las paredes más altas y que viste como el mismo diablo.

James se ha quedado huérfano y se ha visto obligado a vivir con sus dos horribles tías... Pero una misteriosa poción va a cambiar su vida por completo; una vida en la que ya no quedará sitio para los castigos ni para la tristeza. James se embarcará en el más increíble de los viajes.

Poco antes de los partidos de clasificación de Las Fieras para el Mundial Infantil y del partido decisivo para ganar la liga, Jojo es adoptado inesperadamente por una familia muy rica. Para él, cada día en su nuevo hogar es una gran fiesta, así que enseguida se olvida de sus amigos. Pero de repente se da cuenta de lo importante que son Las Fieras para él, y quizá sea demasiado tarde: sus nuevos padres le prohíben volver al equipo. De repente, el paraíso se convierte en una pesadilla. Sus amigos traman un plan para liberarle, pero será Jojo quien deberá decidir adónde pertenece realmente...

Tenía que ser precisamente Joschka, el benjamín del equipo, el que plantara cara a los Gorras de Fuego. La respuesta de la temida banda de skaters no se hace esperar: exigen ser los únicos dueños de la ciudad y que Las Fieras desaparezcan. Pero Willi, el mejor entrenador del mundo, tiene un plan. Joschka, el Séptimo de Caballería es el único que puede salvar al equipo...

Ésta es la historia de un poeta que enamoró a las musas y que recorrió medio mundo en busca de un lugar tranquilo en el que poder escribir. Juan Ramón Jiménez leyó y escribió tanto que, como al caballero Don Quijote, a punto estuvo de que se le secara el cerebro. Y, montado en un burro llamado Platero, salió en busca de aventuras, que encontraría junto a colegas suyos, entre las monjas del Sanatorio del Rosario y, por fin, en el amor eterno y la risa hermosa de Zenobia Camprubí. Así, feliz junto a ella, pudo descansar tranquilo.