Fueron necesarios varios siglos para que los "bárbaros" que habían invadido el Imperio romano se integrasen con los vencidos... después, como una vieja planta que vuelve a brotar tras el injerto con una más joven, la Europa cristiana comenzó de nuevo a dar frutos. Un rey, fuerte en la guerra y sabio en la paz, acarició el sueño de verla unida pacífica. Carlomagno, el gran emperador de los francos, es la figura central de este feliz tiempo de renacimiento, e importa poco que su sueño no durase demasiado, pues la idea de la unión de los pueblos permaneció, y si hoy día tenemos alguna esperanza de convertirla en realidad, en parte se lo debemos a él.
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