Cuando al pobre Ernesto le dieron en junio cuatro ''cates''... ¡cuatro!, pensó que el cielo se desplomaba, que se hundía el suelo y la tierra le tragaba. Con ese menuda perspectiva..., menudo verano le aguardaba. Pero no fue así, qué va, no señor. Y entre Marijuli (sabihonda pero muy simpática) y Margarita y los autobuses blandos y... sobre todo Rufina del Bosque, menudo verano se pasó el bueno de Ernesto...
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