Pequeñas historias ilustradas, en las que animales y especialmente los objetos que te rodean cada día, cobran vida y personalidad. Historias con un toque surrealista, divertidas y fáciles de entender. Cuentos que despiertan la imaginación: globos que se enamoran, televisores que hablan, sillas que hacen carreras, lámparas lectoras, almohadas amistosas o perros que hablan con la luna.

Mi hermano ha hecho algo extraordinario: de un salto se ha subido a lo alto de un armario, y ha dicho que no va a bajar nunca. Mis padres han hecho venir a todo tipo de gente para ver si alguien consigue bajarle de allí: el cuerpo de bomberos, un empujador profesional, un hombre con zancos, una mujer rota...

Cuando Anatoli salió hacia el espacio no pensó que se iba a encontrar a Gretzen Grotzen. Ni que de tanto darle palique a nueva amiga se le iba a enfriar la sopa un pelín más de la cuenta. Ni que Olegario Bedemille acabaría haciendo una película de su aventura espacial. Ni mucho menos que tendría un éxito espectacular.

¿Tenéis miedo a la oscuridad? ¿A las arañas? ¿Y a los gatos? ¿Tenéis vértigo? Yo sí... o más bien, ¡ahora ya no! He superado mis fobias y miedos gracias a un increíble y extravagante cursillo en la Selva Negra...

La protagonista y narradora de este relato nació en una preciosa casita perdida en las montañas de León. Entonces no había televisión ni ordenadores, ni videoconsolas o juguetes sofisticados. Sin embargo, otras muchas cosas entretenían y dirigían el ritmo de su vida: la huerta, la preparación de la mermelada, la libertad de vivir en el campo, los animales domésticos y los salvajes... Con unos pocos amigos y mucha imaginación, la diversión estaba asegurada.