El viejo cocodrilo tiene un capricho: comerse el corazón de uno de los monos que juguetea cerca del río.
Ver FichaEl viejo cocodrilo tiene un capricho: comerse el corazón de uno de los monos que juguetea cerca del río.
Ver FichaHabía una vez un monstruo azul que no conseguía asustar a nadie, y por ello, andaba siempre muy preocupado meditando en qué fallaba. Pronto lo descubrió: era el AZUL. Un monstruo no puede ser azul. El culpable de su desgracia era Martín, su creador. Así que decidió ir a hablar con él, y esto fue lo que ocurrió...
Ver FichaCuando nace Anna, el rey, para protegerla, decide que su hija nunca saldrá del castillo. La princesa crece sin saber qué hay más allá del muro. Pero un día, muchos, muchos años después, descubre el secreto. Y ese día...
Ver FichaEl niño Jesús se ha perdido, no está en el nacimiento la noche de Reyes. Una niña se da cuenta y sale a buscarlo entre ruinas y escombros. Una historia que mira hacia la destrucción que provoca la guerra desde el punto de vista de la esperanza que aportan los niños.
Ver FichaJuanito tenía cuatro años, y como todos los niños a esa edad, era muy curioso. Lo que más le gustaba en el mundo era explorar, y casi cada día hacía un descubrimiento nuevo.
Ver FichaEn lo más profundo del bosque de los Cien Acres, entre las raíces de un árbol frondoso, es donde el osito Winnie tiene su casa. Winnie es gordito, de suave peluche, cara simpática e insaciable apetito, pero lo más característico en él es que tiene muchos amigos.
Ver FichaEn un paseo por el bosque, un oso encuentra un trozo de papel escrito. Aunque no puede leerlo, causa en él tal magnetismo y curiosidad, que le empujará a ir a escuchar las historias que una joven lee todos los días sentada junto a su cabaña.
Ver FichaÑum-ñum era un osezno que vivía al otro lado de la página. O sea, que era un osito de cuento. Pero allí, desde el otro lado, era capaz de leer las distintas historias de los niños que le leían a él. Por eso, si lees este libro, Ñum-Ñum también podrá leerte a ti...
Ver FichaCuando el oso despertó al llegar la primavera, descubrió que se encontraba debajo de una enorme fábrica. Pero al salir de su osear todos le decían que no era un oso sino un hombre tonto, sin afeitar y con un abrigo de piel.
Ver Ficha¿Pero quién era ese condenado Pampinoplas que a nadie dejaba tranquilo? Todo el pueblo, con el Alcalde a la cabeza, temblaba de miedo. ¡Ah! pero ahí están Poliche y el abuelo, con su genial bicicleta y sus mil aventuras, dispuestos a descifrar el enigma.
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