Un día, al intentar abrir una almendra, se le cayó un diente al ratón Enrique. No hay motivo alguno para el desconsuelo: con la intervención del tío Musaraña, le saldrá un nuevo diente a Enrique.
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Ver Ficha¿Sabías que hay dos clases de duendes? Pues sí: Hay duendes de padres y duendes de niños...
Ver FichaJuan vomita casi cada día. La pediatra le dice que está sano, que no sabe por qué vomita pero que, si sigue así, lo llevarán al hospital. A Juan no le gustan los hospitales pero no entiende qué le pasa hasta que el Hada Menta le proporciona un espejo mágico.
Ver FichaDamián era un chico difícil. Muchos osos habían intentado ganarse su corazón, pero habían fracasado en el intento. Sólo el oso Bruno lo conseguirá a base de paciencia, cariño, lealtad... y gracias a un relleno apropiado.
Ver FichaLa protagonista de esta historia tiene una mamá pero no tiene papá. Su madre es realmente fantástica, tanto que es difícil encontrarle un papá a la medida. Sin embargo, el tesón de la pequeña hará que, por fin, den con el padre perfecto.
Ver FichaSé que mi abuela es un hada. No es invisible, pero a veces me resulta imposible encontrarla. Como todas las hadas, es caprichosa, le molesta el ruido, odia la sal, ¡y tiene los ojos verdes tirando a marrones! Ella siempre trata de ocultarlo, pero hoy, por fin, he encontrado la prueba definitiva...
Ver Ficha¡Qué divertido es salir a pasear con papá! Además compran un cuento, Teo pasa un buen rato con Kim en el parque y deciden llevarle una sorpresa a mamá. ¿Qué es?
Ver FichaKuko es un perro de ciudad y desde cachorro vive con una familia. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo ya va creciendo, Kuko se da cuenta de que sus amos cada vez lo quieren menos y lo tratan peor. Hasta que llega el fatídico día en el que la familia viaja hacia su destino de vacaciones y abandonan a Kuko en el campo.
Ver FichaEs la hora de cenar y Diego tiene delante un plato de espinacas. Pero como no le gustan nada, se le ocurren mil excusas para no comérselas, entre ellas, que son verdes. Su madre no sabe ya qué hacer con él, así que le mete una cuchara de espinacas en la boca. Diego se las escupe en la camisa. La madre se enfada mucho, y en ese momento llega el padre, que se sienta con él en la mesa y hace un conjuro para que las espinacas se vuelvan rojas y así estén buenas.
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