La reina se aburría mucho y encontraba su palacio serio, frío y triste. Cuando nació su primer hijo se alegró tantísimo que tuvo once más. Y ahora quiere ocuparse ella sola de todos: les da de comer, echa carreras por los pasillos con ellos, y se ríe cuando hacen travesuras. Pero el rey no puede más de tanto desorden, ¡y de un momento a otro va a explotar!
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